Hace unas semanas estaba en el gimnasio y, aprovechando un descanso, se me acercó uno de los entrenadores personales para preguntarme si estaba entrenando “para algo” porque le sorprendía verme haciendo peso muerto. Aunque no era la única haciendo ese ejercicio, le contesté sin darle más importancia y seguí a lo mío, pero unas horas después me volvió a la cabeza la pregunta. Por un lado, ¿por qué le había sorprendido, si había más gente haciendo peso muerto y otros levantamientos pesados? ¿Fue, como estoy segura, porque no es habitual ver a una tía hacer un ejercicio así a no ser que tenga un motivo de peso (JEJEJE) para ello, y de ahí lo de preguntar si era “para algo”? Pero, sobre todo… ¿para qué coño entreno, ya que estamos?
Por otro lado, la semana pasada me encontré con este artículo y me caí de culo. Básicamente, una chica que mide cerca de 160 cm comparte su estrategia para conseguir que le ayuden a subir su maleta al compartimento superior en los aviones porque, al parecer, por muchas pesas que haga (EJEM síclarocómono EJEM) no consigue tener la suficiente fuerza como para levantarla por encima de su cabeza. Y así, en vez de plantearse que igual el problema está en su programa de ejercicio, prefiere adoptar una estrategia que implica acercarse subrepticiamente a un hombre más alto y fuerte que ella, colarse delante de él y tardar en subir su maleta para que éste se ofrezca a hacerlo por ella. Perdonadme pero
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